sábado, 20 de agosto de 2011


Hola a todos, despues de un buen tiempo de espera y de nunca perder la fe, porfin nuestro sueño se hiso realidad, acasi 3 años de matrimonio el psado jueves 18 de agosto mi esposa me dio la noticia de que porfin ivamos hacer papas por pimera ves, fue un momento de gran goso algo que no se puede decir con palabras. Y pues hoy mi esposa se tomo su primer ultrasonido y pues efectivamente ya queda mas claro que si vamos hacer por primeraves papas, tiene 8 semanas y 4 dias de gestacion.
Acontunuacion pongo una imagen...

jueves, 16 de junio de 2011

Aprendiendo a escuchar a los hijos

Creemos que somos todo sabiduría, en cuanto a la educación de los niños y que ellos deben aprender todo de nosotros, cuando en realidad la educación más efectiva es la que es retroalimentada, pues es cuando de verdad hay aprendizaje.
Dos situaciones viví con mi hijo de 7 años esta semana, y fueron las que me inspiraron a escribirles.
La primera sucedió al llegar él de casa de mi mamá, luego de quedarse a dormir, me encontraba muy estresada trabajando en casa, y él llegó con varios familiares míos, estuvo un rato andando por la casa, y en un momento llegó al dormitorio donde me encontraba limpiando, a pedirme ayuda con sus zapatos.
Rápidamente cogí sus zapatos y empecé a ponérselos, él se quedó mirando mi cara y me dijo:
Mami, no tienes cara feliz porque ya vine, no estás feliz? Mira mi cara, yo sí tengo cara feliz porque ya vine!
Wao!, en ese momento caí en cuenta de que tenía toda la razón, y le pedí disculpas, lo abracé y le dije que estaba muy feliz de que ya estuviera en casa, que me había hecho mucha falta.
Son palabras tan sencillas que recíbimos de los niños y que las pasamos por alto, pero si escuchamos su vocecita, hasta pudiera decir que oímos a Dios a través de Él.
Nos estresamos tanto por lo que hay que hacer, por el dinero que necesitamos, por todo, menos por lo que demostramos a nuestros hijos.
La segunda sucedió cuando escuché un objeto que había caído desde las escaleras, por supuesto me preocupó que le hubiera pasado algo y fui rápido a ver.
Cuando iba llegando, encontré en el camino un muñequito de acción despedazado por todo el piso, y en ese momento lo escuché que empezó a llorar.
Mi esposo y yo hemos estado trabajando con él, para que no lloré por todo lo que pasa, pues es a veces muy temperamental, e inmediatamente le dije; hay, eso no es nada, por qué vas a llorar por esto?
Él entre sollozos, se volvió y me dijo:
Seguro cuando tú eras pequeña también lloraste por algo así!
De nuevo, Wao! Claro que sí, por supuesto que lloré de impotencia, no una vez, muchas veces, pero como ya soy adulta veo esto de otra manera, con más insensibilidad.
Lo único que pude hacer fue darle toda la razón, decirle: sí mi amor, es verdad... y abrazarlo y dejarlo llorar, hasta que desahogó su frustración y se fue a seguir jugando.
Son insignificancias, pero si le damos el valor que tienen y, lo más importante, abrimos nuestro corazón y entendimiento a esas palabras de nuestros hijos, no sólo los vamos a entender mejor, sino que van a valorar que sus papás los comprenden y los escuchan.
Pueden variar las edades de los hijos(as), pero si estamos atentos a lo que nos dicen, vamos a tener una mejor comunicación y relación con ellos.

domingo, 3 de abril de 2011

No des lo que te sobra. Da con amor

Cuando yo era adolescente, en cierta oportunidad estaba con mi padre haciendo fila para comprar entradas para el circo. Al final, solo quedaba una familia entre la ventanilla y nosotros. Esta familia me impresionó mucho. Eran ocho chicos, todos probablemente menores de doce años. Se veía que no tenían mucho dinero. La ropa que llevaban no era cara, pero estaban limpios los chicos eran bien educados, todos hacían bien la fila, de a dos detrás de los padres, tomados de la mano. Hablaban con excitación de los payasos, los elefantes y otros números que verían esa noche. Se notaba que nunca antes habían ido al circo. Prometía ser un hecho sobresaliente en su vida. El padre y la madre estaban al frente del grupo, de pie, orgullosos. La madre, de la mano de su marido, lo miraba como diciendo: ‘Eres mi caballero de brillante armadura’. El sonreía, henchido de orgullo y mirándola como si respondiera: ‘Tienes razón’. La empleada de la ventanilla preguntó al padre cuántas entradas quería. El respondió con orgullo: ‘Por favor, deme ocho entradas para menores y dos de adultos’. La empleada le indicó el precio. La mujer soltó la mano de su marido, ladeó su cabeza y el labio del hombre empezó a torcerse. Este se acercó un poco más y le preguntó: ¿Cuánto dijo?’. La empleada volvió a repetirle el precio. ¿Cómo iba a darse vuelta y decirle a sus ocho hijos que no tenía suficiente dinero para llevarlos al circo?. Viendo lo que pasaba, papá puso la mano en el bolsillo, sacó un billete de veinte dólares y lo tiró al suelo. (Nosotros no éramos ricos en lo absoluto). Mi padre se agachó, recogió el billete, palmeó al hombre en el hombro y le dijo: ‘Disculpe, señor, se le cayó esto del bolsillo’. El hombre se dio cuenta de lo que pasaba. No había pedido limosna, pero sin duda apreciaba la ayuda en una situación desesperada, angustiosa e incómoda. Miró a mi padre directamente a los ojos, con sus dos manos le tomó la suya, apretó el billete de veinte dólares y con labios trémulos y una lágrima rodándole por la mejilla, replicó: ‘Gracias, gracias señor. Esto significa realmente mucho para mi familia y para mí’. Papá y yo volvimos a nuestro auto y regresamos a casa. Esa noche no fuimos al circo, pero no nos fuimos sin nada. ‘No des lo que te sobra’. ‘Da con alegría y hasta que te duela’ Madre Teresa de Calcuta.

martes, 1 de marzo de 2011

Quien viaja ligero, puede llegar más lejos

¿Usted tiene el hábito de juntar objetos inútiles en este momento, creyendo que un día, no sabe cuándo, podrá precisar de ellos?
¿Usted tiene el hábito de juntar dinero sólo para no gastarlo, pues piensa en el futuro podrá hacer falta?
¿Usted tiene hábito de guardar ropa, zapatos, muebles, utensilios domésticos y otras cosas del hogar que ya no usa hace bastante tiempo?
¿Y dentro suyo? Usted tiene el hábito de guardar broncas, resentimientos, tristezas, miedos, etc.?
No haga eso, es anti-prosperidad.
Es preciso crear un espacio, un vacío, para que las cosas nuevas lleguen a su vida. Es preciso eliminar lo que es inútil en usted y en su vida, para que la prosperidad venga. Es la fuerza de ese vacío que absorberá y atraerá todo lo que usted desea.
Mientras usted está material o emocionalmente cargando cosas viejas e inútiles, no habrá espacio abierto para nuevas oportunidades. Los bienes precisan circular. Limpie los cajones, los armarios, el cuarto del fondo, el garaje.
La actitud de guardar un montón de cosas inútiles amarra su vida. No son los objetos guardados que estancan su vida, sino el significado de la actitud de guardar.
Cuando se guarda, se considera la posibilidad de falta, de carencia. Es creer que mañana podrá faltar, y usted no tendrá medios de proveer sus necesidades.
Con esa postura, usted está enviando dos mensajes para su cerebro y para su vida:
1º. Usted no confía en el mañana
2º. Usted cree que lo nuevo y lo mejor no son para usted, ya que se alegra con guardar cosas viejas e inútiles.
Deshágase de lo que perdió el color y el brillo y deje entrar lo nuevo en su casa. Y dentro de sí mismo.