Dos amigas, cuyos modernos maridos eran un ejemplo de Tolerancia y libertad, con el respectivo permiso de tan nobles hombres, salieron como cada viernes al antro de moda.
Cuando regresaban en la madrugada, hasta la madre de borrachas, les dieron los naturales deseos de ir al baño, pero lo único cerca era un cementerio.
Decidieron con urgencia, bajarse y hacer sus necesidades. La primera no encontró con que asearse, así que se limpio con su ropa interior, y la tiro.
La segunda tampoco encontró con que asearse así que agarro la cinta de una corona de flores que estaba sobre una tumba y se limpio con ella.
A la mañana siguiente, los maridos encabronados prohíben las salidas de los viernes y hasta quieren el divorcio.
Se llaman entre ellos para contarse sus penas:
¡Oye!, parece que nuestras pinches viejas se la pasaron a toda madre anoche...
La mía llego pedisima y sin calzones...
Y el otro contesta en chinga:
Tienes suerte cabron, y no se de que te quejas. Por lomenos la tuya llego peda y sin calzones...
Mi pinche vieja llego igual de borracha con las nalgas moradas y un listón metido entre las nalgas que decía:
¡¡¡¡¡NUNCA TE OLVIDAREMOS, CON MUCHO CARIÑO,
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